La actividad política de Siqueiros en las grandes capitales latinoamericanas fue una constante ligada a la producción muralista. Montevideo ya lo había recibido, en mayo de 1929, como delegado del Partido Comunista al Congreso Sindical Latinoamericano y es en ese momento que conoció a la escritora Blanca Luz Brum[1]. Fue ella asimisma quien gestionó su estadía en esta, su segunda visita. El 30 de enero de 1933 llegan ambos a Buenos Aires desde Estados Unidos a bordo del West Nilus[2] y se dirigen posteriormente a Montevideo
[1] Brum tuvo un rol fundamental en este viaje de Siqueiros a Uruguay y Argentina. En las cartas que le escribe a sus amigos, entre ellos Guillermo Laborde y Luis E. Pombo, el primero pintor, el segundo escritor, explica que va a viajar con Siqueiros y les pide que organicen una recepción, así como también una exhibición, como se puede notar en la carta que escribe a Juvenal Ortiz en febrero de 1932: “Nosotros pensamos llegar al Uruguay en el mes de abril; David ha accedido a un vehemente deseo mío de que sea Montevideo el primer país del sur agasajado de este modo por su arte maravilloso. Pero heme aquí desconectada completamente de los círculos de arte de Montevideo; he enviado a mi familia algunos recortes que pueden darles idea a priori en este momento a todos los artistas del Uruguay y, por medio suyo se hagan cargo de esta visita de arte y organicen un ambiente grande y cariñoso para él. […] Yo le pido esto, que es el más grande favor que pueda yo pedir, que los artistas del Uruguay acojan como se merece la obra genial de Siqueiros. Podría organizarse una comisión que llegara a realizar conferencias sobre pintura, su importancia estética en América, opiniones, etc”. Brum (Mendizábal y Schávelzon 236).
